viernes, 27 de junio de 2008

THEATRO ASTRONOMIAE TERRESTRI

Lo más importante es que los metales están ahí, los llevamos encima, los llevamos dentro, somos ellos. El Arte real es el trabajo con estos metales, con nuestros metales, nuestro Mercurio, nuestro Oro. De los cinco metales, previa una separación del Sol y de la Luna, extraemos una Sal, que debidamente tratada con fuego, y gracias a la sagacidad del Filósofo, nos da un Agua mercurial, el León verde. Éste nos permite tratar el oro y extraer de él su alma, que llamamos nuestra tintura, y esto sin que el oro pierda su forma. Por si esto no fuera suficientemente maravilloso, paralelamente a este proceso procederemos al lavado de la plata, preparándola para recibir la semilla aúrea, para ello es preciso que la plata se pudra, sólo entonces podremos sembrar el azufre en nuestro mercurio. Lo más excelente de todo es que el producto de esta primera conjunción de Sol y Luna es un huevo que contiene una sierpe que es un ouroboros. El sembrado se alimenta a sí mismo. Y éste es el segundo arcano.

(Fiodor Medivosky: "La tintura del pavo real", Moscú, 1853)

SPECULUM VERITATIS

El fin de la Obra no es otro que cambiar la carta astral del hombre. El trabajo reiterado sobre los metales lleva a un cambio de sus calidades y proporciones en la Piedra. Fijado este cambio, lo que queda es una nueva Piedra, y su fórmula está biyectada con una nueva carta natal, que sustituye a todos los efectos a la vieja, la que era propia del hombre antes de su muerte iniciática. Porque la vida humana es un proceso descriptible mediante un sistema de ecuaciones diferenciales en derivadas parciales de segundo orden, y la carta natal es el conjunto de los valores iniciales del sistema. Ni más ni menos. No somos así y asá porque hayamos nacido tal día y en tal lugar. No, nacemos ese día en ese lugar para poder ser así y asá. Y este es el primer arcano.

( F.J. Oppenheimer: “Brighter than a billion suns”, San Diego, 1947)